miércoles, 8 de julio de 2009

AVENTURA CAMPESTRE


¡Cuanto talento hace falta para apreciar la naturaleza!, la mayor parte de las veces andamos entre la maravilla y somos tan indiferentes, absortos en nuestras cavilaciones, desperdiciamos las oportunidades de sorprendernos con lo inmediato.

Compramos ilusiones, regalamos la inspiración, pagamos el precio de ser consumidores de lo material, de la forma, rara ocasión entendemos que la esencia, como dice el cuento del principito es esencial a los ojos.

Asistimos a conocer la casa de don Victor, un señor de 83 años que vive con sus nietos menores de seis años y su hija, de aproximadamente unos veintiseis, tiene una propiedad a unos cuantos kilometros de niquivil en la parte alta de este municipio, allí por largos años ha criado a sus hijos que luego han resuelto hacer su vida en otro lugar, él ha plantado árboles de manzana y durazno, que nos ha invitado a degustar, todo gratis.
fantástico, hoy lo que nos venga es ganancia, eso es lo bueno de la vida, obtener gratuitamente emociones y sensaciones que olvidamos debido a las prisas de la vida y los esquemas sociales tan urbanos, tan irreales y tan superficiales.