viernes, 23 de julio de 2021

Luis Lío Gómez - Fotógrafo

Don Luis Lio Gómez (Semblanza)


Sus orígenes 

Por: Victor Hugo Roblero González/Cronista Independiente


Don Luis Lio Gómez fue hijo de Don Pedro Lio Gon (de origen asiático) y Doña Carmen Gómez Buenrostro (de origen comiteco), según la tarjeta de registro de extranjeros, núm., 67831, expedida el 25 de febrero de 1933, Don Pedro Lio Gon, era originario de Hon Sang, Cantón, China, quien arribó al puerto de Salina Cruz en diciembre de 1910, según versiones de la familia, venían huyendo de la guerra civil que habían iniciado en la lejana China, Yuan Shikai y Sun Yat-Sen, y que terminaría con el derrocamiento de la última dinastía imperial (la Dinastía Qing), y el consecuente establecimiento de la República Popular China, en este contexto, fueron muchos los migrantes chinos que arribaron al Puerto de Salina Cruz, viajando como cocineros en los barcos.

A su llegada, muchos ciudadanos asiáticos, viajaron hacia el norte del país y muchos más, se instalaron en la costa Chiapaneca, sin embargo, debido a su condición de ilegales, fueron perseguidos y extorsionados por el personal de migración, razón por la cual, muchos de ellos prefirieron internarse en los lugares más inaccesibles de la Sierra Chiapaneca, como La Grandeza, Siltepec, Niquivil y Motozintla, en el caso de la familia Lio Gómez, se instalaron en el antiguo San Isidro (hoy Siltepec), donde nació Don Luis Lio Gómez, un 27 de diciembre de 1927.




Su llegada a Motozintla

Cuando apenas cumplía tres años, sus padres decidieron mudarse a Motozintla, donde formaron una gran comunidad China, muy unidos entre ellos y condescendientes con los motozintlecos, con quienes compartieron, festejos y tradiciones como el año nuevo chino que celebraban en febrero o fechas históricas, en que izaban ambas banderas, en señal de amistad, al tiempo que repartían dulces y golosinas para todos.

En sus años de adolescente y juventud, Don Luis Lio Gómez, fue cocinero de un restaurant en Tapachula y Huixtla. Aproximadamente a los 20 años de edad, regresó a Motozintla, donde se interesó por el oficio de fotógrafo, actividad que sería su gran pasión. 

El trabajo de fotógrafo

Fue motivado por la curiosidad y gracias a su hermano Enrique, que radicaba en Comalapa, Chiapas, que aprendió el arte de la fotografía, mismo que fue profundizando, incluso, tomando cursos por correspondencia, de inicio, su trabajo fue muy costoso, tuvo que experimentar mucho en el arte del revelado, que poco a poco fue perfeccionando, al grado tal que, utilizando el método del cuarto oscuro, una lámpara de mano y un difusor elaborado con un aro de bordar y una media de seda, logró realizar en 1947, unas fotografías en extremo pequeñas (1.2 X.9 cm aproximadamente) todo un record para su tiempo.

Con la ayuda de su esposa, preparaba sus líquidos y en el cuarto oscuro, con un foco de mano y bajo algunas cobijas, revelaba sus fotografías; no menos admirable fue el diseño construcción de su propio tri-pie de madera, (que aún existe).

En la subida que conduce a la loma del sabino había una casa de migración, que en ese tiempo administraba Don Manuel Dardón, a la que llegaba mucha gente procedente de Guatemala, Don Luis era el encargado de tomar las fotografías de requisito, para pegarlas en su “pase”, les tomaba la foto y para no perder el orden se las daba a cada persona y les decía que las pusieran sobre su sombrero para que se secaran y posteriormente se pegaba en dicho documento; también tuvo la fortuna de fotografiar al célebre piloto Francisco Sarabia, cuando los vuelos a Tapachula tenían un costo de $12.00,

Como fotógrafo destacó en el tema familiar y el de paisaje urbanístico, son vastas las cantidades de fotografías que aún se conservan en “cajas de huevo”, en las que se registra la memoria histórica de cuantiosos eventos sociales, familiares, escolares, etc., retratadas por nuestro personaje (ojalá y algún día podamos tener acceso a ellas). 

“Yo conocí a Don Luis Lio cuando apenas tenía 17 años, creo que le caí bien porque me invitó a trabajar con él, primero le ayudaba con el aseo de su taller, luego, poco a poco me fue enseñando el arte de la fotografía y el revelado a mano, cuando salió la fotografía a color, las fotos se enviaban a revelar hasta Estados Unidos y tardaban hasta tres meses en regresar, después hubo una empresa  de la Kodak en Guadalajara, pero aun así tardaban mucho en regresar, hasta que hubo una en Tapachula, entonces ya fue más rápido… Me tuvo mucha confianza, como a los seis meses de estar con él, me vendió mi primer cámara fotográfica, desde entonces empezamos a caminar juntos en este bonito trabajo; Don Luis era muy emprendedor, cuando no había trabajo de fotografía, arreglábamos relojes y radios o estudiábamos cursos por correspondencia, yo le agradezco mucho porque fue muy paciente para enseñarme, muy responsable, estricto y puntual con su trabajo, cuando algo salía mal se enojaba, como ya lo conocía, trataba de hacer las cosas bien… Aproximadamente cuarenta años, trabajé con él, le guardo un gran cariño a él y a su familia”.(Sr. Efraín Ramos Hernández).

Su familia

En el año 1950, a la edad de 23 años se casó con su esposa, Doña Eloisa Choy López, de veinte años de edad, hija de Don Enrique Choy, quien también provenía de Hon San, Cantón, China, de ese matrimonio nacieron sus dos grandes amores, María del Carmen y Martha Yolanda Lio Choy.

“Mi padre no fue muy expresivo en la manifestación de cariño hacia sus hijas, quizá sea una cuestión cultural, ya que los chinos son muy “parcos” para esas cosas, ellos priorizan el orden, la disciplina, el honor y los valores en la familia, desde luego, tampoco era violento o enojón, nosotras nos sentíamos amadas y protegidas por nuestros padres…Habían costumbres que se cumplían religiosamente, como la hora de la comida, todos debíamos estar sentados a la misma hora, antes de comenzar, él repartía una copa de vino a todos, incluyendo a los niños, según, para aligerar la digestión” (Sra. Ma. Del Carmen Lio Choy).

Sus amigos más cercanos fueron: Don Pablo Choy, Don Enrique Fong, Don Raúl Pérez, Don Abelardo Castellanos, Don Hermelindo Jan, entre otros, con quienes compartían algunos convivios, como en familia.

Su muerte

Don Luis Lio, fue un hombre incansable, Trabajó hasta el último día de su vida, tenía tantas “pilas” en su alma, como pilas en su maleta, mientras los demás fotógrafos paraban de trabajar porque se les terminaba la pila, él llevaba unas pilas “Secas, tipo C”, unidas “en paralelo”, que le aseguraban muchas horas de fotografía, era tal su peso y volumen, que muchas veces hasta se veía de lado. 

Como todo ser humano también tenía sus defectos, fue un acérrimo fumador desde los trece años, adicción que a la postre sería la causa de su muerte, cuando el médico le preguntó: ¿cuánto tiempo lleva usted fumando?, él respondió -como sesenta y dos años, a lo que el médico le dijo, -bueno, entonces continúe usted haciéndolo, desde luego, el médico sabía que ya no le quedaba mucho tiempo de vida, tenía cáncer en los pulmones, y trascendió de este mundo el 7 de agosto del año 2002, a la edad de 75 años.

Para conmemorar su aniversario luctuoso, la Casa Museo “Ta ja te ta tij Herme” (La casa de don Herme), realizará, en esa fecha, una muestra de su trabajo y la develación de una sucesión fotográfica de Motozintla, captada por su lente, en la década de 1960.


Fotografía panorámica de Motozintla, tomada por Don Luis Lio Gómez, entre 1960-1965, su adquisición se la debemos a su nieto Valentín Abrego Lio, al fotógrafo Esdras Camacho Jagger y su servidor.