El hermano de mi abuelo tenía toda su estampa, aunque no
viviera con él hasta los diez años de edad.
El mayor (mi abuelo) migró de su aldea natal cuando, para
quitarle un mal a su madre, le disparó con una escopeta hechiza al hombre que
la violentaba.
Luego de 30 años de no verse viajó a la ciudad que
albergó a mi abuelo, con la mala suerte de no encontrarlo. Recorrió en compañía
de su esposa el parque central, el mercado y en una vuelta que hizo a una calle,
ella le dice alegre:
-
Viejo… ¡Alabado
el misericordioso! Mira, yo ya encontré mi iglesia.
Al tiempo que le
señala una iglesia.
Al verla tan embelesada, no pudo más que responderle al
instante.
-
Vaya, tú ya encontraste tu iglesia, pero yo… no
he encontrado mi cantina!
#EsdrasCamacho
Motozintla Chiapas 19/10/2023