domingo, 12 de septiembre de 2021

Un día de estos


 Un día de estos…

Saca a pasear tus huesos

Sin aviso

Sin protocolo

Sin escandalo

Llévalos a donde les muerda el frío

Hay sitios en donde la existencia 

Quiere ascender al instante

Se mimetiza la piel en las praderas

¿Ya sabes?...

Ningún trébol de cuatro hojas existe


Un día de estos… 

Sanas 

Creces

Te reinventas.  


viernes, 20 de agosto de 2021

Volver a Motozintla

 La historia del cortometraje

#VolveraMotozintla




El año 2020 tuvo para con los artistas de Motozintla una conjunción de esfuerzos que culminó con una realización cinematográfica llamada “Volver a Motozintla”, esta puede apreciarse de manera gratuita en el conocidísimo sitio de vídeos youtube, clickeando este título. 


La actuación es la mayor parte de las veces espontánea, pues los artistas que participaron con solo la idea de lo que se quería transmitir fueron interpretando el papel asignado según su intuición y su aprehensión de la historia; asimismo las escenas fueron modificadas y corregidas del original con un ánimo flexible para embellecer la historia, por ello no hubo obstáculo que no pudiera superarse.  


La historia es la suma de muchas otras escuchadas, conocidas, vividas y que reflejan el anhelo de la canción que dice “Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida, Y entonces comprende cómo están de ausentes las cosas queridas”. 


Imagino que la gente se malhaya de lo fugaz que es la juventud y de no apresar nada. Pero en la recta final de la vida, cuando uno sabe que se acerca al desenlace del destino, se lamenta más de las cosas que no hizo, que las cosas que en el presente puede hacer, surge entonces la melancolía que el poeta  Neruda escribió atinadamente: “Es tan corto el amor y tal largo el olvido. 


El alma deja de inspirarse y de florecer cuando no se es feliz, y no se es feliz si la nostalgia de los años maravillosos comienza a perder sabor. 








Don Fernando parte de su ciudad natal para no volver en 50 años, y donde hace su vida de adulto engendra sus hijos que llegan a escalar posiciones de libertad financiera, más no cultivan el mismo respeto a la vida, ni a los recuerdos de su padre. Una tarde luego de haber pasado una larga temporada de agonía, donde Fernando decide escaparse de sus hijos para perderse en donde no puedan encontrarlo, y donde supone está  aún, la alegría de su primera infancia. 


La vida nos pone oportunidades de manera continua, y nuestro olfato o talento, o sexto sentido… o sentido común o no común, nos lleva serpenteando como el conejo del cuento de Alicia en el país de las maravillas, mostrando los distintos niveles de aprendizaje en cada etapa, pero siempre son oportunidades. 


Por esto agradezco a quienes tomaron acción junto conmigo para mostrar esta ilusión, esta historia que es la historia de muchos que partieron en busca de una mejor vida, y nunca volvieron y así nosotros los que nos quedamos le rendimos un merecido recuerdo, un merecido homenaje. 


A todos los integrantes del Grupo Pakal, al fantástico creador  y ejecutante de la música original y recreación de melodías selectas de autores motozintlecos, Valentín Abrego, la intervención de Víctor Hugo Roblero González, el entusiasmo en la codirección de Jesús López Verdugo, la dirección de Cámaras de Alberto Herrera y finalmente al personaje central que a sus ochenta años, se puso a jugar con nosotros en esta gran aventura de otros artistas que no han olvidado el territorio más feliz que tiene un ser humano que  es la felicidad de ser niño, don Hermelindo Roblero Zunún. 


El acompañamiento de los camarógrafos, Jesús Adrián y Reydober Pérez Roblero, son valiosos por demás. 


A quienes intervinieron, mis reiterados agradecimientos y mi reciprocidad en el servicio para con cualquier proyecto que emprendan y la promesa de amistad se extiende para con sus hijos. 


El destino está siempre al horizonte del infinito. Nuestro destino será siempre una expectativa, y el destino está en permanente construcción. 


Deseo esta entrega sea inspirador para todos y se continúe con el ejemplo de minimizar las diferencias y maximizar las coincidencias. 





Agosto de 2021

Esdras Camacho


martes, 17 de agosto de 2021

Prodigioso Cuilco

 Prodigioso Cuilco

Esdras Camacho / Crónica

La línea divisoria entre México y Guatemala en muchos puntos poblacionales, es imaginaria.

 Amatenango de la frontera en la región Sierra de Chiapas es entre los coterráneos: una frontera amigable; los habitantes de ambos lugares son una comunidad que comparte con amabilidad el intercambio comercial necesario y benéfico. 

Sorprendente pero ordinaria es la violencia esporádica de grupos con intereses de enriquecimiento a costa de la salud de propios y extraños, con el consumo, traslado y venta en gran y menor escala de mercancías ilegales, esto empaña de cuando en cuando la tranquilidad de las familias de este lugar, son las consecuencias del equivocado sueño de vida americano; no obstante en la interacción con los vecinos,  se percibe un buen ánimo y una voluntad de fraternidad para con los extranjeros y visitantes. 

El segundo fin de semana del mes de agosto de 2021, por la tarde invité a mi amigo el historiador Ulises Flores a hacer un recorrido en motocicleta por las cumbres de las cordilleras que bordean la frontera;   deseaba capturar con la lente de la cámara fotográfica  algún paisaje singular como los muchos otros tantos que ofrece la región donde radico: Motozintla. 

Una ciudad vieja y a la vez próspera es la municipalidad de Cuilco Centroamérica. Cercano a la Frontera con México, (40  kilómetros aproximadamente), para llegar a este lugar –desde Amatenango-,  hay que abordar camionetas de las llamadas 4 x 4, idóneas para terrenos accidentados orográficamente. 

A cierta distancia nos detuvimos a preguntar sobre la ubicación de la iglesia y un señor de nombre Felipe, nos dijo que era ministro de la iglesia, que se sabía todos los coros, alabanzas, rituales y  predicas y que era un devoto firme de la fe católica “¿y, ustedes?, cuestionó. Afirmamos a fin de no continuar con la charla, pues el tiempo iba transcurriendo y deseábamos aprovecharlo no en pláticas, sino en viaje. La población es Canibal, una de las aldeas aledañas a la municipalidad. 

Horno de cal y Guachipilín son las aldeas siguientes, que en nuestra carrera veloz, dejamos de visitar a fin de llegar con la luz del sol, a nuestro destino. 

En el trayecto del camino una calle se quiebra por un obstáculo, es una iglesia de aspecto pueblerino, un edificio que se calcula del siglo pasado y que luego supimos era la primera iglesia de la ciudad, contrariados bajamos para descansar del recorrido y al tiempo interrogamos: 

- ¿Qué iglesia es?

- La católica

- Sí, pero de qué lugar

- De Cuilco. 

Nuestra sorpresa fue evidente, pues aunque no conocíamos, ni teníamos referencia, esperábamos una ciudad de mayores dimensiones, ya que según los connotados cronistas del siglo pasado, Cuilco fue la capitanía política y eclesiástica mayor en la región, aún después de la anexión de Chiapas a México en 1824. 

Propuse comer y le entramos con vehemencia a los tacos de res, que nos sirvieron en una taquería central, acompañados de la gran cerveza Gallo, un referente necesario en la cultura del disfrute etílico en grados menores. 

Después recorrimos el centro de la ciudad, que es bastante modesto. Ulises Preguntó por la oficina del Archivo Histórico, y el guarda del ayuntamiento dijo que no sabía si existía eso, yo le dije pregunta por la biblioteca, pero tampoco supieron orientarnos. Concluyó la voz. “Es fin de semana, cualquier cosa a partir del lunes”. 

Pudimos cambiar algunos pesos para el pago del hospedaje y la cena, hicimos otra inspección al centro de la ciudad y sus conexiones cercanas con otras aldeas, y alrededor de las ocho de la noche, porque el horario entre México y Centroamérica es distinto, creíamos que ya era muy tarde, decidimos descansar. 

La ciudad tiene un espíritu comercial de dimensiones robustas. En cualquier casa de las cuatro calles principales, locales comerciales que ofrecen abarrotes, ropa, comida o licores, también hay personas que ofrecen golosinas, chacharero y legumbres o cereales comestibles como botana sobre las banquetas del primer cuadro de la ciudad. 

En muchas partes de las localidades asentadas a la orilla de un río, cada cierto tiempo sufren los estragos del maltiempo   (llamados tormentas tropicales) , común en los municipios de la Sierra Chiapaneca, principalmente Motozintla en el territorio mexicano, pero acá en Cuilco Huehuetenango Centroamérica, da la impresión de que el río ha respetado las construcciones de viviendas a su paso, el rio parece manso, apacible, tierno y mágico; tan mágico que de acuerdo al testimonio de mi acompañante sobre el río navegaban en el pasado - desde Cuilco pasando por todas la aldeas aledañas - navegantes en cayucos, canoas y  botes de dimensiones sostenibles, que al pasar por territorio Mexicano provocaban el temor, el azoro y la turbación de los curiosos. 

El día siguiente,  (Domingo) fuimos a hacer unas fotos al mirador  de “ La Cruz Regional”, brevemente visitamos el mercado, desayunamos, comprobamos algunos precios de algunos enseres básicos, sin comprar nada, pues no teníamos más que 40 quetzales, que alcanzó para dos desayunos y dos suvenires de tela bordada, para testimoniar nuestra visita a esta ciudad. 

El regreso fue igual de interesante que nuestra llegada, pasamos a ver unos balnearios de aguas termales, que la población de “Agua Caliente” ha puesto, ya que  se benefician con manantiales de agua de alta temperatura que fluye de las montañas del principio de los Volcanes Tacaná y Tajomulco. 

Regresamos con un agradable desconcierto de descubrir maravillas ocultas en la frontera, el río de Cuilco  puntual con su sonido nos mantuvo en una nitidez espiritual, más allá del lenguaje humano.







jueves, 5 de agosto de 2021

La foto panorámica de Don Luis Lío

 #OdiseasPosmodernas

La foto panorámica de Don Luis Lío. 


(Exhibida permanentemente en la Casa-Museo Tata Herme)



Con el avance tecnológico, la sociedad ha ido perdiendo la capacidad de asombro. 



Un golpe de manzana provocó en un investigador el desarrollo de una teoría, donde contempló la causa y el efecto y  hoy ese fenómeno,  generaría si acaso,  una ligera reflexión de elegir mejor otro lugar para seguir descansando. 


La curiosidad que fue nuestro atributo inmejorable como raza humana para diseñar y proponer otras formas de vida, hoy,  se ha vuelto solamente una palabra además de extraña, inferior. 


Lo que sostiene el mundo moderno hoy, fue la invención, la recreación y la continua búsqueda de desenmarañar lo que en el ayer fue  misterioso, y ahora quedan pocos misterios y los pocos que quedan están en el olvido. 



Vemos pero no imaginamos. 


La comunicación como cualquier arte es a la vez ciencia, nos conecta y permite ir hacia donde elevemos nuestra categoría de simples mortales. Todo arte nos hace soñar, nos hace imaginar, y nos hace vivir de manera intangible un estadio sublime de la existencia propia. 


El arte y la ciencia se han hermanado y se entrelazan desde el principio de su aparición. ¿Qué los une?:  el deseo de transformar, el anhelo de descubrir y la finalidad de provocar una mejoría en el otro. 


Por ello el poder de esta imagen, uno puede al observar con detenimiento, viajar (como si de una capsula del tiempo - imaginaria por supuesto) hacia el Motozintla de la década de los sesenta, en la que alrededor del centro de la ciudad hay casas con amplios patios, jardines y parcelas en las que transcurría un estilo de vida pacifico, sosegado y en armonía con los otros elementos. 


Podemos clasificar algunas casas de la clase económica alta muy bien ubicadas y otras sin la ostentación, incluso algunas que al parecer llevan tiempo esperando un techo de lámina o teja que las complete. 


Vemos la construcción de la Escuela Primaria Ilhuicamina  con la primer planta terminada, el techado como de dunas del antiguo mercado "Efraín Aranda Osorio", se distingue apenas la fachada de la segunda iglesia católica, construida en el mismo lugar de la anterior;  ya con repello blanco, entre sombras el edificio donde estuvo una famosa ferretería de don Hermelindo Jan, la "Panamericana", el famoso "Hotel Cossio", entre otros edificios. 


También se admira la iglesia de Guadalupe, en el emblemático barrio del mismo nombre, donde con orgullo aún  en estos tiempos, algunos de sus pobladores se asumen como legítimos mochó; el campo de aviación que fue visitado por dos de los pilotos más reconocidos a nivel internacional, Lutman y Sarabia. 


Los terrenos donde la gente daba varios usos a sus propiedades, y eran en época de lluvia sembradíos y en época de seca, potreros. El Malé desde siempre desde el vecino municipio de "El Porvenir" como la muralla que nos vigila o que nos incita a conquistar. 


Nuestro benefactor, don Luis Lío toma esta imagen quizá por encargo, pues él fue un fotógrafo que cubrió distintos actos sociales, desde un punto donde puede tenerse una perspectiva casi completa del Motozintla de su tiempo, su población en la zona urbana quizá tendría unos 6 o 7 mil habitantes, y fue  rescatada de un archivo improvisado de imágenes varias, entre retratos y otros paisajes que se van difuminando por la tinta envejecida, pues una fotografía con el paso del tiempo sufre un deterioro, por su nieto Gabriel Valentín Ábrego Lío, que a su vez nos la cede para acrecentar nuestra galería de fotos históricas. 


La foto ahora puede apreciarse, impresa un formato más amplio en la casa museo Tata Herme donde a partir del mes de agosto de 2021 se muestra a aquel que quiera verla. 


Los que al ver la foto conectarán con ese algo que está más allá de los sentidos, serán quienes recuerden los suspiros de los mayores al referirse a aquel pueblo pequeñísimo cercado por cerros, bordeado por ríos y enclavado en las alturas de las montañas con un clima templado, y el encanto de la paz rural.


Uno puede  hacer ciencia social, y también inspirarse en el placer de las generaciones que nos antecedieron de haber cohabitado al amparo de los esplendorosos manantiales que alimentaron el ganado, refrescaron a los bañistas y dieron un fruto a su paladar con la cantidad de arboles que se observan. 


Esta fotografía es la oportunidad de asombrarse, de emocionarse, de conectarnos con el Motozintla eterno y de reconocernos como hijos de un mismo suelo y habitantes de un mismo sueño. 



Esdras Camacho 

Agosto 2021 

viernes, 23 de julio de 2021

Luis Lío Gómez - Fotógrafo

Don Luis Lio Gómez (Semblanza)


Sus orígenes 

Por: Victor Hugo Roblero González/Cronista Independiente


Don Luis Lio Gómez fue hijo de Don Pedro Lio Gon (de origen asiático) y Doña Carmen Gómez Buenrostro (de origen comiteco), según la tarjeta de registro de extranjeros, núm., 67831, expedida el 25 de febrero de 1933, Don Pedro Lio Gon, era originario de Hon Sang, Cantón, China, quien arribó al puerto de Salina Cruz en diciembre de 1910, según versiones de la familia, venían huyendo de la guerra civil que habían iniciado en la lejana China, Yuan Shikai y Sun Yat-Sen, y que terminaría con el derrocamiento de la última dinastía imperial (la Dinastía Qing), y el consecuente establecimiento de la República Popular China, en este contexto, fueron muchos los migrantes chinos que arribaron al Puerto de Salina Cruz, viajando como cocineros en los barcos.

A su llegada, muchos ciudadanos asiáticos, viajaron hacia el norte del país y muchos más, se instalaron en la costa Chiapaneca, sin embargo, debido a su condición de ilegales, fueron perseguidos y extorsionados por el personal de migración, razón por la cual, muchos de ellos prefirieron internarse en los lugares más inaccesibles de la Sierra Chiapaneca, como La Grandeza, Siltepec, Niquivil y Motozintla, en el caso de la familia Lio Gómez, se instalaron en el antiguo San Isidro (hoy Siltepec), donde nació Don Luis Lio Gómez, un 27 de diciembre de 1927.




Su llegada a Motozintla

Cuando apenas cumplía tres años, sus padres decidieron mudarse a Motozintla, donde formaron una gran comunidad China, muy unidos entre ellos y condescendientes con los motozintlecos, con quienes compartieron, festejos y tradiciones como el año nuevo chino que celebraban en febrero o fechas históricas, en que izaban ambas banderas, en señal de amistad, al tiempo que repartían dulces y golosinas para todos.

En sus años de adolescente y juventud, Don Luis Lio Gómez, fue cocinero de un restaurant en Tapachula y Huixtla. Aproximadamente a los 20 años de edad, regresó a Motozintla, donde se interesó por el oficio de fotógrafo, actividad que sería su gran pasión. 

El trabajo de fotógrafo

Fue motivado por la curiosidad y gracias a su hermano Enrique, que radicaba en Comalapa, Chiapas, que aprendió el arte de la fotografía, mismo que fue profundizando, incluso, tomando cursos por correspondencia, de inicio, su trabajo fue muy costoso, tuvo que experimentar mucho en el arte del revelado, que poco a poco fue perfeccionando, al grado tal que, utilizando el método del cuarto oscuro, una lámpara de mano y un difusor elaborado con un aro de bordar y una media de seda, logró realizar en 1947, unas fotografías en extremo pequeñas (1.2 X.9 cm aproximadamente) todo un record para su tiempo.

Con la ayuda de su esposa, preparaba sus líquidos y en el cuarto oscuro, con un foco de mano y bajo algunas cobijas, revelaba sus fotografías; no menos admirable fue el diseño construcción de su propio tri-pie de madera, (que aún existe).

En la subida que conduce a la loma del sabino había una casa de migración, que en ese tiempo administraba Don Manuel Dardón, a la que llegaba mucha gente procedente de Guatemala, Don Luis era el encargado de tomar las fotografías de requisito, para pegarlas en su “pase”, les tomaba la foto y para no perder el orden se las daba a cada persona y les decía que las pusieran sobre su sombrero para que se secaran y posteriormente se pegaba en dicho documento; también tuvo la fortuna de fotografiar al célebre piloto Francisco Sarabia, cuando los vuelos a Tapachula tenían un costo de $12.00,

Como fotógrafo destacó en el tema familiar y el de paisaje urbanístico, son vastas las cantidades de fotografías que aún se conservan en “cajas de huevo”, en las que se registra la memoria histórica de cuantiosos eventos sociales, familiares, escolares, etc., retratadas por nuestro personaje (ojalá y algún día podamos tener acceso a ellas). 

“Yo conocí a Don Luis Lio cuando apenas tenía 17 años, creo que le caí bien porque me invitó a trabajar con él, primero le ayudaba con el aseo de su taller, luego, poco a poco me fue enseñando el arte de la fotografía y el revelado a mano, cuando salió la fotografía a color, las fotos se enviaban a revelar hasta Estados Unidos y tardaban hasta tres meses en regresar, después hubo una empresa  de la Kodak en Guadalajara, pero aun así tardaban mucho en regresar, hasta que hubo una en Tapachula, entonces ya fue más rápido… Me tuvo mucha confianza, como a los seis meses de estar con él, me vendió mi primer cámara fotográfica, desde entonces empezamos a caminar juntos en este bonito trabajo; Don Luis era muy emprendedor, cuando no había trabajo de fotografía, arreglábamos relojes y radios o estudiábamos cursos por correspondencia, yo le agradezco mucho porque fue muy paciente para enseñarme, muy responsable, estricto y puntual con su trabajo, cuando algo salía mal se enojaba, como ya lo conocía, trataba de hacer las cosas bien… Aproximadamente cuarenta años, trabajé con él, le guardo un gran cariño a él y a su familia”.(Sr. Efraín Ramos Hernández).

Su familia

En el año 1950, a la edad de 23 años se casó con su esposa, Doña Eloisa Choy López, de veinte años de edad, hija de Don Enrique Choy, quien también provenía de Hon San, Cantón, China, de ese matrimonio nacieron sus dos grandes amores, María del Carmen y Martha Yolanda Lio Choy.

“Mi padre no fue muy expresivo en la manifestación de cariño hacia sus hijas, quizá sea una cuestión cultural, ya que los chinos son muy “parcos” para esas cosas, ellos priorizan el orden, la disciplina, el honor y los valores en la familia, desde luego, tampoco era violento o enojón, nosotras nos sentíamos amadas y protegidas por nuestros padres…Habían costumbres que se cumplían religiosamente, como la hora de la comida, todos debíamos estar sentados a la misma hora, antes de comenzar, él repartía una copa de vino a todos, incluyendo a los niños, según, para aligerar la digestión” (Sra. Ma. Del Carmen Lio Choy).

Sus amigos más cercanos fueron: Don Pablo Choy, Don Enrique Fong, Don Raúl Pérez, Don Abelardo Castellanos, Don Hermelindo Jan, entre otros, con quienes compartían algunos convivios, como en familia.

Su muerte

Don Luis Lio, fue un hombre incansable, Trabajó hasta el último día de su vida, tenía tantas “pilas” en su alma, como pilas en su maleta, mientras los demás fotógrafos paraban de trabajar porque se les terminaba la pila, él llevaba unas pilas “Secas, tipo C”, unidas “en paralelo”, que le aseguraban muchas horas de fotografía, era tal su peso y volumen, que muchas veces hasta se veía de lado. 

Como todo ser humano también tenía sus defectos, fue un acérrimo fumador desde los trece años, adicción que a la postre sería la causa de su muerte, cuando el médico le preguntó: ¿cuánto tiempo lleva usted fumando?, él respondió -como sesenta y dos años, a lo que el médico le dijo, -bueno, entonces continúe usted haciéndolo, desde luego, el médico sabía que ya no le quedaba mucho tiempo de vida, tenía cáncer en los pulmones, y trascendió de este mundo el 7 de agosto del año 2002, a la edad de 75 años.

Para conmemorar su aniversario luctuoso, la Casa Museo “Ta ja te ta tij Herme” (La casa de don Herme), realizará, en esa fecha, una muestra de su trabajo y la develación de una sucesión fotográfica de Motozintla, captada por su lente, en la década de 1960.


Fotografía panorámica de Motozintla, tomada por Don Luis Lio Gómez, entre 1960-1965, su adquisición se la debemos a su nieto Valentín Abrego Lio, al fotógrafo Esdras Camacho Jagger y su servidor.

sábado, 9 de enero de 2021

Un jongleur en la eternidad

 como si sobre el suelo 

volasen 

indescifrables

inteligibles y místicos

sus poetas

con respuestas

isócronas


una luz, una verdad

un jongleur

en la eternidad

Motozintla (especialmente)

pletórica



Constante resuena - la interpretes o no-

su ceremonia

en un coro alucinante

 renacerás embellecido



habitas Motozintla 

no tengas prisa por describirla, 

ahora es tu patria