martes, 17 de agosto de 2021

Prodigioso Cuilco

 Prodigioso Cuilco

Esdras Camacho / Crónica

La línea divisoria entre México y Guatemala en muchos puntos poblacionales, es imaginaria.

 Amatenango de la frontera en la región Sierra de Chiapas es entre los coterráneos: una frontera amigable; los habitantes de ambos lugares son una comunidad que comparte con amabilidad el intercambio comercial necesario y benéfico. 

Sorprendente pero ordinaria es la violencia esporádica de grupos con intereses de enriquecimiento a costa de la salud de propios y extraños, con el consumo, traslado y venta en gran y menor escala de mercancías ilegales, esto empaña de cuando en cuando la tranquilidad de las familias de este lugar, son las consecuencias del equivocado sueño de vida americano; no obstante en la interacción con los vecinos,  se percibe un buen ánimo y una voluntad de fraternidad para con los extranjeros y visitantes. 

El segundo fin de semana del mes de agosto de 2021, por la tarde invité a mi amigo el historiador Ulises Flores a hacer un recorrido en motocicleta por las cumbres de las cordilleras que bordean la frontera;   deseaba capturar con la lente de la cámara fotográfica  algún paisaje singular como los muchos otros tantos que ofrece la región donde radico: Motozintla. 

Una ciudad vieja y a la vez próspera es la municipalidad de Cuilco Centroamérica. Cercano a la Frontera con México, (40  kilómetros aproximadamente), para llegar a este lugar –desde Amatenango-,  hay que abordar camionetas de las llamadas 4 x 4, idóneas para terrenos accidentados orográficamente. 

A cierta distancia nos detuvimos a preguntar sobre la ubicación de la iglesia y un señor de nombre Felipe, nos dijo que era ministro de la iglesia, que se sabía todos los coros, alabanzas, rituales y  predicas y que era un devoto firme de la fe católica “¿y, ustedes?, cuestionó. Afirmamos a fin de no continuar con la charla, pues el tiempo iba transcurriendo y deseábamos aprovecharlo no en pláticas, sino en viaje. La población es Canibal, una de las aldeas aledañas a la municipalidad. 

Horno de cal y Guachipilín son las aldeas siguientes, que en nuestra carrera veloz, dejamos de visitar a fin de llegar con la luz del sol, a nuestro destino. 

En el trayecto del camino una calle se quiebra por un obstáculo, es una iglesia de aspecto pueblerino, un edificio que se calcula del siglo pasado y que luego supimos era la primera iglesia de la ciudad, contrariados bajamos para descansar del recorrido y al tiempo interrogamos: 

- ¿Qué iglesia es?

- La católica

- Sí, pero de qué lugar

- De Cuilco. 

Nuestra sorpresa fue evidente, pues aunque no conocíamos, ni teníamos referencia, esperábamos una ciudad de mayores dimensiones, ya que según los connotados cronistas del siglo pasado, Cuilco fue la capitanía política y eclesiástica mayor en la región, aún después de la anexión de Chiapas a México en 1824. 

Propuse comer y le entramos con vehemencia a los tacos de res, que nos sirvieron en una taquería central, acompañados de la gran cerveza Gallo, un referente necesario en la cultura del disfrute etílico en grados menores. 

Después recorrimos el centro de la ciudad, que es bastante modesto. Ulises Preguntó por la oficina del Archivo Histórico, y el guarda del ayuntamiento dijo que no sabía si existía eso, yo le dije pregunta por la biblioteca, pero tampoco supieron orientarnos. Concluyó la voz. “Es fin de semana, cualquier cosa a partir del lunes”. 

Pudimos cambiar algunos pesos para el pago del hospedaje y la cena, hicimos otra inspección al centro de la ciudad y sus conexiones cercanas con otras aldeas, y alrededor de las ocho de la noche, porque el horario entre México y Centroamérica es distinto, creíamos que ya era muy tarde, decidimos descansar. 

La ciudad tiene un espíritu comercial de dimensiones robustas. En cualquier casa de las cuatro calles principales, locales comerciales que ofrecen abarrotes, ropa, comida o licores, también hay personas que ofrecen golosinas, chacharero y legumbres o cereales comestibles como botana sobre las banquetas del primer cuadro de la ciudad. 

En muchas partes de las localidades asentadas a la orilla de un río, cada cierto tiempo sufren los estragos del maltiempo   (llamados tormentas tropicales) , común en los municipios de la Sierra Chiapaneca, principalmente Motozintla en el territorio mexicano, pero acá en Cuilco Huehuetenango Centroamérica, da la impresión de que el río ha respetado las construcciones de viviendas a su paso, el rio parece manso, apacible, tierno y mágico; tan mágico que de acuerdo al testimonio de mi acompañante sobre el río navegaban en el pasado - desde Cuilco pasando por todas la aldeas aledañas - navegantes en cayucos, canoas y  botes de dimensiones sostenibles, que al pasar por territorio Mexicano provocaban el temor, el azoro y la turbación de los curiosos. 

El día siguiente,  (Domingo) fuimos a hacer unas fotos al mirador  de “ La Cruz Regional”, brevemente visitamos el mercado, desayunamos, comprobamos algunos precios de algunos enseres básicos, sin comprar nada, pues no teníamos más que 40 quetzales, que alcanzó para dos desayunos y dos suvenires de tela bordada, para testimoniar nuestra visita a esta ciudad. 

El regreso fue igual de interesante que nuestra llegada, pasamos a ver unos balnearios de aguas termales, que la población de “Agua Caliente” ha puesto, ya que  se benefician con manantiales de agua de alta temperatura que fluye de las montañas del principio de los Volcanes Tacaná y Tajomulco. 

Regresamos con un agradable desconcierto de descubrir maravillas ocultas en la frontera, el río de Cuilco  puntual con su sonido nos mantuvo en una nitidez espiritual, más allá del lenguaje humano.







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