jueves, 5 de agosto de 2021

La foto panorámica de Don Luis Lío

 #OdiseasPosmodernas

La foto panorámica de Don Luis Lío. 


(Exhibida permanentemente en la Casa-Museo Tata Herme)



Con el avance tecnológico, la sociedad ha ido perdiendo la capacidad de asombro. 



Un golpe de manzana provocó en un investigador el desarrollo de una teoría, donde contempló la causa y el efecto y  hoy ese fenómeno,  generaría si acaso,  una ligera reflexión de elegir mejor otro lugar para seguir descansando. 


La curiosidad que fue nuestro atributo inmejorable como raza humana para diseñar y proponer otras formas de vida, hoy,  se ha vuelto solamente una palabra además de extraña, inferior. 


Lo que sostiene el mundo moderno hoy, fue la invención, la recreación y la continua búsqueda de desenmarañar lo que en el ayer fue  misterioso, y ahora quedan pocos misterios y los pocos que quedan están en el olvido. 



Vemos pero no imaginamos. 


La comunicación como cualquier arte es a la vez ciencia, nos conecta y permite ir hacia donde elevemos nuestra categoría de simples mortales. Todo arte nos hace soñar, nos hace imaginar, y nos hace vivir de manera intangible un estadio sublime de la existencia propia. 


El arte y la ciencia se han hermanado y se entrelazan desde el principio de su aparición. ¿Qué los une?:  el deseo de transformar, el anhelo de descubrir y la finalidad de provocar una mejoría en el otro. 


Por ello el poder de esta imagen, uno puede al observar con detenimiento, viajar (como si de una capsula del tiempo - imaginaria por supuesto) hacia el Motozintla de la década de los sesenta, en la que alrededor del centro de la ciudad hay casas con amplios patios, jardines y parcelas en las que transcurría un estilo de vida pacifico, sosegado y en armonía con los otros elementos. 


Podemos clasificar algunas casas de la clase económica alta muy bien ubicadas y otras sin la ostentación, incluso algunas que al parecer llevan tiempo esperando un techo de lámina o teja que las complete. 


Vemos la construcción de la Escuela Primaria Ilhuicamina  con la primer planta terminada, el techado como de dunas del antiguo mercado "Efraín Aranda Osorio", se distingue apenas la fachada de la segunda iglesia católica, construida en el mismo lugar de la anterior;  ya con repello blanco, entre sombras el edificio donde estuvo una famosa ferretería de don Hermelindo Jan, la "Panamericana", el famoso "Hotel Cossio", entre otros edificios. 


También se admira la iglesia de Guadalupe, en el emblemático barrio del mismo nombre, donde con orgullo aún  en estos tiempos, algunos de sus pobladores se asumen como legítimos mochó; el campo de aviación que fue visitado por dos de los pilotos más reconocidos a nivel internacional, Lutman y Sarabia. 


Los terrenos donde la gente daba varios usos a sus propiedades, y eran en época de lluvia sembradíos y en época de seca, potreros. El Malé desde siempre desde el vecino municipio de "El Porvenir" como la muralla que nos vigila o que nos incita a conquistar. 


Nuestro benefactor, don Luis Lío toma esta imagen quizá por encargo, pues él fue un fotógrafo que cubrió distintos actos sociales, desde un punto donde puede tenerse una perspectiva casi completa del Motozintla de su tiempo, su población en la zona urbana quizá tendría unos 6 o 7 mil habitantes, y fue  rescatada de un archivo improvisado de imágenes varias, entre retratos y otros paisajes que se van difuminando por la tinta envejecida, pues una fotografía con el paso del tiempo sufre un deterioro, por su nieto Gabriel Valentín Ábrego Lío, que a su vez nos la cede para acrecentar nuestra galería de fotos históricas. 


La foto ahora puede apreciarse, impresa un formato más amplio en la casa museo Tata Herme donde a partir del mes de agosto de 2021 se muestra a aquel que quiera verla. 


Los que al ver la foto conectarán con ese algo que está más allá de los sentidos, serán quienes recuerden los suspiros de los mayores al referirse a aquel pueblo pequeñísimo cercado por cerros, bordeado por ríos y enclavado en las alturas de las montañas con un clima templado, y el encanto de la paz rural.


Uno puede  hacer ciencia social, y también inspirarse en el placer de las generaciones que nos antecedieron de haber cohabitado al amparo de los esplendorosos manantiales que alimentaron el ganado, refrescaron a los bañistas y dieron un fruto a su paladar con la cantidad de arboles que se observan. 


Esta fotografía es la oportunidad de asombrarse, de emocionarse, de conectarnos con el Motozintla eterno y de reconocernos como hijos de un mismo suelo y habitantes de un mismo sueño. 



Esdras Camacho 

Agosto 2021 

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